«Todo debe hacerse tan simple como sea posible, pero no más simple.»

Con esta cita atribuida a Albert Einstein, podríamos definir, perfectamente, esta maravillosa pieza de escritura con la que LAMY hace homenaje a uno de sus más importantes diseños: la estilográfica LAMY 2000.

Fue en el año 1966 cuando el Dr. Manfred Lamy sentó las bases para la futura línea de diseño para la marca LAMY.

Esta línea no es otra que un instrumento de escritura claramente innovador. La línea sobria, la ausencia de adornos y el material empleado, hacen de esta pieza un artículo de inigualable belleza a pesar del paso de los años que, en este caso, son 55.
La más curioso, desde mi punto de vista, es como una pieza de escritura en principio tan simple, puede despertar tanta aceptación entre los amantes de la escritura.
Si leemos un poco sobre la historia de la LAMY 2000 encontramos respuestas a muchas preguntas que muchos coleccionistas de estilográficas se hacen al ver esta pluma. ¿Qué tiene esta pieza que me encanta? ¿Por qué me gusta tanto siendo tan simple?
Pues eso: estamos ante un diseño que solamente el tiempo la ha convertido en una obra de arte. Sí; y digo obra de arte, pues el Dr. Lamy encargó su creación al ya prestigioso diseñador Gerd Alfred Müller que ya había hechos auténticos iconos del diseño para la marca Braun. De hecho, la máquina de afeitar S63 y la máquina de cocina KM 3/31, entre otros, están consideradas como auténticos hitos en el mundo del diseño.

Todo esto viene a dar la razón a Walter Gropius, creador de la escuela Bauhaus, cuando en su manifiesto comentó que «no hay una diferencia esencial entre el artista y el artesano» y que, finalmente, supuso derribar esa gran barrera entre el diseño y el arte y aquí tenemos una de las pruebas más de esa afirmación.
Por todo esto, Lamy hace un homenaje a Gerd A. Müller, diseñador perteneciente a la escuela Bauhaus, con esta edición numerada de tan solo 3000 piezas para todo el mundo.
Realizada en su mayor parte en policarbonato marrón, le da un toque algo más elegante y, sobre todo, la presentación de la pieza es insuperable. Viene en un precioso estuche de cartón acompañado de un cuaderno forrado en piel del mismo tono y un papel de fabricación muy especial, donde el precioso plumín de oro desliza suavemente hasta transmitir los sentimientos en el propio papel.

Además, y no podía faltar, es una biografía inédita del auténtico creador de esta obra de arte G.A. Müller.